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Planificación estratégica, empoderamiento y sostenibilidad: el caso Clarine Beach Bar & Restaurant como modelo de turismo comunitario

  • Foto del escritor: Milka Hernández
    Milka Hernández
  • 22 may
  • 2 Min. de lectura

En el estudio de casos ejemplares para el desarrollo de destinos turísticos sostenibles, pocos ejemplos reúnen con tanta coherencia los elementos de planificación, integración comunitaria, liderazgo femenino y diversificación de la oferta como el proyecto Clarine Beach Bar & Restaurant, ubicado en la playa Rogelio, al norte de República Dominicana.Desde una mirada estratégica, este emprendimiento liderado por Clarine Balbuena pone de manifiesto cómo una visión bien estructurada puede transformar un entorno virgen en una experiencia turística de alto valor agregado. Lo que inició como una iniciativa de subsistencia, hoy se presenta como un destino gastronómico y recreativo, articulado con la economía local, la cultura y los recursos naturales del entorno.


Uno de los pilares del éxito de este modelo es la integración de actores locales en la cadena de valor. La adquisición de ingredientes a vecinos del entorno, agricultores y pescadores, la contratación de mano de obra comunitaria y el diseño de experiencias auténticas, demuestran que es posible estructurar un producto turístico sin romper con el tejido social, sino fortaleciéndolo. Este enfoque genera impactos indirectos en más de 150 familias, estableciendo así una distribución más equitativa de los beneficios del turismo.


En materia de liderazgo, Clariné Balbuena, su líder, no sólo dirige un restaurante; encarna un paradigma inspirador para las nuevas generaciones. Su evolución desde vendedora informal hasta empresaria consolidada y mentora universitaria evidencia la importancia de los liderazgos femeninos en entornos rurales. Su enfoque humanista y comunitario le otorga al proyecto una dimensión pedagógica que trasciende el simple hecho económico.


La intervención arquitectónica reciente, que remozó espacios e incorporó elementos paisajísticos naturales, no solo embellece, sino que comunica compromiso ambiental. Este rediseño permite atender grupos de hasta 300 personas en un entorno armónico, versátil y seguro. Asimismo, la propuesta culinaria —donde tradición, frescura y sabor se conjugan con maestría— fortalece la identidad culinaria del destino.


En definitiva, el caso de Clarine Beach Bar & Restaurant confirma que el desarrollo turístico puede ser profundamente transformador cuando se planifica con propósito, se ejecuta con conciencia territorial y se lidera con visión social. Para los estudiantes, profesionales y autoridades del sector, representa un ejemplo tangible de cómo convertir un sueño en una marca territorial con impacto real. Y para las comunidades, una esperanza de que el turismo, bien gestionado, puede ser la mejor herramienta de desarrollo.

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